Porque los bebes no deben usar andadera
Cuando un niño nace, pensamos en muchas cosas para los niños, al menos la mitad de las cuales son inútiles. Los caminantes son uno de ellos.¿Pero por qué los cochecitos no son buenos para los niños? No sólo son inútiles para enseñar a los bebés a caminar, sino que también interfieren con el desarrollo motor natural del niño y son peligrosos. Hablaremos de ellos en detalle más adelante.
No enseñan a caminar
Los niños primero aprenden a sentarse, luego gatean (algunos) y luego comienzan a pararse y a caminar. Todo este proceso va acompañado de un desarrollo espiritual, que no puede ser forzado.
Cada niño tiene su propio ritmo y da cada paso cuando está listo. Un niño no se levanta si su madurez mental no se corresponde con esta capacidad física.
Si se coloca al niño en un andador cuando aún no puede caminar, su mente no es capaz de reaccionar a este movimiento. Esto no corresponde a lo que sus piernas están haciendo a su desarrollo mental, no puede coordinar los movimientos.
Cuando comienza a caminar solo, capta las primeras ideas espaciales de su propio cuerpo en relación con su entorno, pero cuando camina, ni siquiera es consciente del espacio. Esto hace imposible que el niño vea sus propios pies en movimiento, lo que cambia su actitud hacia el espacio.
Por todas estas razones, un estudio publicado en el Bristish Medical Journal en 2010 encontró que en lugar de enseñar a caminar, el caminante retrasa el inicio de la marcha.
La Asociación Española de Pediatría, por su parte, es un firme partidario del uso de andadores y dice: "El mejor caminante es el que no se usa".
Cambian el desarrollo natural de las piernas y la espalda.
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Por otro lado, no estamos dispuestos a aprender a caminar con las piernas abiertas, como el caminar nos obliga a hacer. Porque no es natural, nos obliga a asumir posiciones y movimientos forzados.
Los especialistas advierten sobre el riesgo de anomalías en las rodillas y los pies de los niños.
La curvatura de las piernas también afecta al desarrollo de la espalda, que no está preparada para que el niño se mantenga erguido cuando aún no tiene fuerzas para ponerse de pie.
Los andadores fueron creados originalmente para personas que no podían caminar o que tuvieron un accidente, o para ayudar a las personas mayores que ya han aprendido a caminar. Después de años, se hizo popular enseñar a los niños a caminar, pero para los bebés es diferente porque aún no están listos, ni física ni mentalmente.
Riesgo de accidentes graves
Por otro lado, los dispositivos de ayuda para caminar están asociados a accidentes graves que afectan a los niños. Las ruedas pequeñas y la falta de control que tienen los niños pueden causar caídas de altura, golpes en la cabeza y otros accidentes.
Los niños que usan uno de ellos sufren el doble de golpes en la cabeza que los niños que no lo usan y se rompen los brazos y las piernas el doble de veces.
La probabilidad aumenta a cuatro cuando se trata de caer por las escaleras, así como una mayor exposición a quemaduras y heridas de arma blanca.
Los niños primero aprenden a sentarse, luego gatean (algunos) y luego comienzan a pararse y a caminar. Todo este proceso va acompañado de un desarrollo espiritual, que no puede ser forzado.
Cada niño tiene su propio ritmo y da cada paso cuando está listo. Un niño no se levanta si su madurez mental no se corresponde con esta capacidad física.
Si se coloca al niño en un andador cuando aún no puede caminar, su mente no es capaz de reaccionar a este movimiento. Esto no corresponde a lo que sus piernas están haciendo a su desarrollo mental, no puede coordinar los movimientos.
Cuando comienza a caminar solo, capta las primeras ideas espaciales de su propio cuerpo en relación con su entorno, pero cuando camina, ni siquiera es consciente del espacio. Esto hace imposible que el niño vea sus propios pies en movimiento, lo que cambia su actitud hacia el espacio.
Por todas estas razones, un estudio publicado en el Bristish Medical Journal en 2010 encontró que en lugar de enseñar a caminar, el caminante retrasa el inicio de la marcha.
La Asociación Española de Pediatría, por su parte, es un firme partidario del uso de andadores y dice: "El mejor caminante es el que no se usa".
Cambian el desarrollo natural de las piernas y la espalda.
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Por otro lado, no estamos dispuestos a aprender a caminar con las piernas abiertas, como el caminar nos obliga a hacer. Porque no es natural, nos obliga a asumir posiciones y movimientos forzados.
Los especialistas advierten sobre el riesgo de anomalías en las rodillas y los pies de los niños.
La curvatura de las piernas también afecta al desarrollo de la espalda, que no está preparada para que el niño se mantenga erguido cuando aún no tiene fuerzas para ponerse de pie.
Los andadores fueron creados originalmente para personas que no podían caminar o que tuvieron un accidente, o para ayudar a las personas mayores que ya han aprendido a caminar. Después de años, se hizo popular enseñar a los niños a caminar, pero para los bebés es diferente porque aún no están listos, ni física ni mentalmente.
Riesgo de accidentes graves
Por otro lado, los dispositivos de ayuda para caminar están asociados a accidentes graves que afectan a los niños. Las ruedas pequeñas y la falta de control que tienen los niños pueden causar caídas de altura, golpes en la cabeza y otros accidentes.
Los niños que usan uno de ellos sufren el doble de golpes en la cabeza que los niños que no lo usan y se rompen los brazos y las piernas el doble de veces.
La probabilidad aumenta a cuatro cuando se trata de caer por las escaleras, así como una mayor exposición a quemaduras y heridas de arma blanca.
Si te conviertes en madre antes o mucho después de que algunos o casi todos tus amigos se hayan convertido en madres, puede resultar un poco abrumador reunirse después de un estilo de vida tan catastrófico. La vida de tu novio sigue y es tan estable como la última vez que tomaron un cóctel juntos, mientras que la tuya se ha descarrilado en una inundación de pañales y hormonas.
Perdí el contacto con algunos de mis amigos cuando me convertí en madre, pero como testimonio del hecho de que sólo permito a las mejores mujeres que me importan, mis verdaderos amigos siguieron apareciendo.
Ya sea sollozando con un sacaleches, lo imposible de fotografiar una cesárea supurante, o persiguiendo a un rastreador olímpico por el suelo del salón, mis hermosas amigas se sentaron conmigo, se rieron conmigo y aparecieron justo donde yo estaba.
No tenían una cura mágica para los días malos, ni tenían las respuestas a las recientes preguntas de mi madre causadas por mi miedo, pero se sentaron conmigo, escuchándome cuando lloraba, regocijándose conmigo cuando mi bebé alcanzaba un hito, y luego ofreciéndome un muy necesario escape en forma de historias de sus propias vidas.
Siempre he admirado la fuerza y la resistencia de las amistades femeninas. Demasiado a menudo los medios de comunicación tratan de enfrentar a las mujeres entre sí, pero la gran mayoría de nosotros nos apoyamos y morimos por la liberación catártica que conlleva estar cerca de las mujeres que amamos, sin importar las diferencias en nuestras vidas.
Gracias a los más hermosos amigos que me han acompañado en los momentos más oscuros y brillantes de los últimos años.
La fimosis es un trastorno muy común en los niños, que preocupa mucho a los padres porque la mayoría de los bebés la padecen (fimosis fisiológica), porque tarda mucho tiempo en resolverse por sí misma y porque muchos profesionales tienen prisa por resolverla, lo que indica que la piel se atrae desde una edad muy temprana (riesgo de lesión) o que es necesaria una cirugía de fimosis para resolver el problema.
Como es bastante aterrador llevar a su hijo al quirófano y dejar que toque sus partes del cuerpo (tanto el niño como los padres), le diremos en qué consiste la cirugía de fimosis y cuándo se recomienda.
La controversia sobre si adelantar o no el parto en lugar de esperar a que ocurra espontáneamente es siempre de actualidad.
Por un lado, hay quienes creen que con demasiada frecuencia, incluso por capricho de los médicos o de las madres, se induce para asegurarse de que el nacimiento se produzca cuando les conviene. Y critican los problemas que esta práctica puede causar al niño.
Pero también están los profesionales que recurren a la obstetricia cuando creen que la vida de la madre o del niño está en peligro. Esta opción puede incluso evitar que el nacimiento termine con una cesárea.