Porque mi bebe patea cuando duerme
Toda nuestra vida dormimos como nos enseñaron en nuestra infancia. Por lo tanto, la adquisición de hábitos de sueño saludables es esencial durante los primeros años de la vida de un niño. Sin embargo, a veces las dificultades para dormir no se deben a malos hábitos, sino a ciertos trastornos que impiden que los jóvenes descansen. Este es el caso del Síndrome de las piernas inquietas (RLS), una condición que generalmente afecta a los adultos pero que también puede ocurrir en hasta un dos por ciento de los niños.Dormir
El síndrome de las piernas inquietas aparece en el sueño temprano, principalmente debido a la dificultad del niño para moverse en la cama. El niño no sentirá ningún dolor, pero experimentará sensaciones extrañas y molestias, como hormigueo o pinchazos, que se intensificarán cuando intente quedarse quieto. Los padres suelen confundir estos síntomas con el hecho de que el niño no quiere dormir o que las molestias se deben al aumento del dolor. Sin embargo, para dormirse es necesario estar tranquilo, y en estos casos se aplica el principio: cuanto más relajado esté el niño, más rara es la sensación en sus piernas. En la mayoría de los casos, este síndrome dificulta que el niño se duerma, pero una vez que se ha dormido, no se despertará por la noche.
Aunque los expertos creen que esto también puede ocurrir antes del segundo año de vida, la verdad es que no se puede detectar hasta esa edad, porque los pediatras utilizan métodos de diagnóstico subjetivos que requieren que el niño sea activo. En este sentido, el SPI es un problema experimental, por lo que el diagnóstico se realiza mediante un cuestionario realizado en las salas de sueño, ya que la mayoría de los padres tienen problemas de insomnio, somnolencia diurna, ansiedad, irritabilidad
¿Qué puedo hacer?
Aunque todavía no se conoce la causa de la enfermedad, está relacionada con factores como la deficiencia de hierro. Por lo tanto, en algunos casos los síntomas sólo pueden aliviarse con suplementos de hierro. Además, medidas simples como ejercicios de estiramiento suaves, tratar de no cansar demasiado al bebé durante el día y fomentar hábitos que ayuden al bebé a dormir más tiempo, como evitar las luces brillantes antes de acostarse, pueden reducir estos síntomas. Por otro lado, una vez que la enfermedad ha sido diagnosticada, los pediatras disponen de una terapia farmacológica eficaz para tratarla.
Junto con las alternativas terapéuticas, el aumento del número de horas de sueño puede ayudar a reducir la intensidad del hormigueo, porque cuantas más horas de sueño, menos problemas causará esta enfermedad. Además, dormir una siesta es esencial durante los primeros cinco años de vida y le ayudará a estar más relajado y a desarrollar sus habilidades intelectuales.
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